- Autor: Amanda Stevens
- Editorial: Roca Editorial
- Páginas: 368
- ISBN: 9788499187112
“ Uno no debe formular una pregunta a menos que ya conozca la respuesta o esté preparado para asumir las consecuencias ”
Este saga cuyo nombre es "La reina del cementerio" tuvo su BUM en cuanto Roca editorial decidió traducirla al español, y a pesar de las buenas críticas que recibía yo no me animé a leerlo porque se trataba ni más ni menos que del primer libro de una saga (como ya he dicho). Y es que soy de esas personas a quien si no le gusta una serie de libros invertir dinero en sus continuaciones, así porque sí, porque se tiene que terminar la saga, le parece un despilfarro. Entonces... ¿por qué le di una oportunidad? Porque a pesar de todo no puede resistirme a la saga en cuanto sacaron la edición de bolsillo.
La restauradora es una novela narrada por Amelia, quien por alguna razón extraña es capaz de ver espíritus. Nuestra protagonista (Amelia) a pesar de ser una mujer atractiva y joven no tiende a relacionarse con gente, y menos con aquellos quienes arrastran fantasmas, ya que eso supone un peligro. Sin embargo, tras un extraño asesinato en el cementerio, en el cual trabaja como restauradora, Amelia se ve interrogada por el oficial Devlin. Y a pesar del atractivo indiscutible del policía, Amelia, sabe que debe mantenerse alejada de él por los espíritus que lo rondan. De este modo surgirá un extraño interés mutuo a la vez que con el transcurso de las páginas desenterraremos los secretos más inquietantes de la zona.
Los personajes principales (Amelia y Delvin) son bastante extraños y misteriosos. Eso ha hecho que me gusten y me resulten más interesantes, sin embargo, nuevamente, no he podido conectar con ellos. No sabría como explicarlo bien, pero tenían actitudes extrañas que a pesar de no ser descabelladas me resultaban eso; extrañas. Y es que son dos personajes que tienen mucho con lo que lidiar, de manera que hay como un pequeño tira y afloja de emociones entre ellos, que no resultan infantiles sino más bien fríos.
A favor del libro he de confesar que me ha llegado a poner los pelos de punta. Para empezar por la manera en que la autora describía los fantasmas y su fría presencia (aunque no juega a mi favor lo miedosa que soy, sobretodo si hablamos de espíritus). Y, por otro, todas esas preguntas sin respuesta que se formulan a lo largo del libro y que siquiera Amelia sabe contestar (razón por la cual he elegido la cita de arriba). De modo que, entre una cosa y otra, cuando terminé el libro tenía una sensación inquietante y de alerta.
Pero, sin duda, de lo que más he disfrutado han sido todos los datos que la autora recopila sobre los cementerios, los signos, las lápidas y su disposición... todo muy curioso y a mi parecer interesante. Tenemos también a los espíritus y sus aptitudes, quienes a pesar de tener su punto original giran entorno la idea general que tenemos de ellos (nadie los ve, se aferran a los humanos, tienen que realizar algo para poder descansar en paz, etc). Sin embargo, hay algo aún más oscuro y peligroso que la autora deja pendiente para los próximos libros. Los románticos empedernidos tenéis que saber que La restauradora no es un libro en el cual hayan muchas situaciones románticas y/o amorosas, ya que Amelia es una mujer que por su extraño don (maldición) ha tenido que contenerse y lidiar con sus sentimientos en la soledad.
Conclusión, Amanda Stevens nos presenta la tenebrosa historia de una mujer que desde la niñez puede ver espíritus y que para evitar ponerse en peligro sigue una serie de normas. Daremos con datos curiosos que además la autora explica detalladamente para que el lector pueda seguirle el ritmo. Y le añade pinceladas de miedo, tensión, sangre y amor a todo el tema del asesinatos y los espíritus. Es cierto, por otro lado, que las primeras 40 paginas resultan un poco introductorias pero desde mi punto de vista también eran necesarias para entender todo lo que viene después. Es un libro que engancha sin problemas, y, que, a pesar de no haberme resultado el BUM que esperaba me deja con la intriga y las ganas de leer sus continuaciones.